Después de más de diez años tratando la salud bucodental de nuestros pacientes, podemos afirmar que casi todos ellos cometen el mismo error. Como al resto de clínicas, a praxis dental acuden, mayormente, pacientes que ya sufren algún tipo de patología o afección en su boca. Y es que, de forma errónea, estamos acostumbrados a acudir al dentista solo cuando sentimos algún tipo de dolor. ¡Craso error!, deberíamos acostumbrarnos a ir a consulta para escuchar que todo en nuestra boca está bien. Como ya os hemos explicado en múltiples ocasiones, lo ideal es que visitéis la clínica cada seis meses. De esta manera, el dentista podrá seguir la evolución de vuestros dientes de forma continuada, de modo que detectará a tiempo posibles complicaciones.
¿No sería mejor acudir a una sesión para que el odontólogo nos manifieste que tenemos una salud dental de "hierro"? ¿Pagar simplemente porque nos realice un chequeo y/o una profilaxis? Una profilaxis dental u odontología preventiva es el mejor método para evitar complicaciones en los dientes y en la boca. Gracias a la odontología preventiva podemos prevenir problemas como la caries, la gingivitis o la periodontitis. Afecciones que causan mucho dolor y que necesitan de una gran inversión para ser remediadas. ¿Queréis lucir siempre una sonrisa brillante al menor costo posible? Sí es así, no os perdáis este post sobre odontología preventiva.
Para llegar a la tercera edad con una sonrisa brillante es necesario mantener un cuidado dental muy riguroso a lo largo de toda la vida. Además de la higiene también es imprescindible acudir a consulta de manera habitual para someterse a chequeos. La combinación de ambos factores es lo que denominamos odontología preventiva. El cuidado de nuestros dientes y bocas debe empezar cuando cumplimos los tres años. Desde pequeñitos tenemos que acostumbramos a cepillarnos los dientes después de cada comida. También se debe prestar atención a la pasta y el cepillo de dientes, así como en, caso necesario, utilizaremos el hilo dental. Por otra parte, en la clínica se realizarán revisión cada seis o doce meses de los dientes y de la boca en general. Obviamente, el objetivo de este tipo de consulta es la prevención de enfermedades como la caries, la gingivitis, la periodontitis o la halitosis.
Acudir a consulta de manera regular para someterse a una revisión implica una gran cantidad de beneficios para nuestra boca. En primer lugar, reduciremos drásticamente las posibilidades de sufrir caries, ya que el dentista nos mostrará cómo debemos cepillarnos los dientes y usar el hilo dental. Al mismo tiempo, en este tipo de consultas se identifican rápidamente este tipo de afecciones, lo que nos permite evitar sufrir molestias agudas, así como reducir el coste del tratamiento. Por otro lado, en estas sesiones el dentista realiza exámenes completos de la mandíbula y la boca, lo que permite detectar otras complicaciones como las maloclusiones (desviación del cierre dental). Además, ayudan a reducir los problemas dentales relacionados con ciertas condiciones médicas crónicas. La diabetes, la osteoporosis, ciertos tipos de cáncer y los trastornos alimenticios pueden impactar en la salud oral y dental.
A continuación, os indicamos cuales son los dos pasos que debéis tomar para conseguir una prevención adecuada de la salud de vuestra boca y dientes:
1.Chequeos regulares: no nos cansaremos nunca de repetirlo. El primer paso que hay que dar, sí se quiere lucir siempre una sonrisa brillante, es acudir de manera habitual a una clínica para un chequeo. Y es que, en este tipo de consultas es donde se pueden detectar a tiempo cualquier tipo de complicación, por inapreciable que sea. ¡Visitar la clínica cada seis meses para una revisión de vuestra boca!
2.Higiene dental en casa: cepillaros los dientes después de cada comida, incluso si solo habéis tomado una fruta o un refresco. Evitar los alimentos ricos en azúcares como los zumos industriales, las golosinas o el chocolate, ya que incrementan las posibilidades de desarrollar caries. Por último, consumir, al menos, dos litros de agua al día. Si se ingiere la suficiente agua al día, se evitan problemas como la sequedad bucal. Al mismo tiempo mantenemos la boca y dientes limpios.
La odontología preventiva no solo se encarga de evitar la aparición de complicaciones en la boca, sino también de detener el avance de estas hasta llegar a la completa curación. En esta línea, existen tres niveles de prevención:
Primaria: el paciente todavía no ha sufrido ningún tipo de complicación. Son las medidas que se toman sobre uno o varios individuos, con el objetivo de evitar que una enfermedad aparezca. Por ejemplo, un tipo de prevención primaria sería la fluoración de las aguas de abastecimiento público, ya que previene la caries dental.
Secundaria: si la primera etapa de prevención falla, entonces entra en acción la segunda fase. A través de una prevención secundaria, y diagnósticos y tratamientos precoces, los especialistas consiguen mejorar el pronóstico de la enfermedad y ponerla bajo control con mayor facilidad.
Terciaria: Esta tercera fase se pone en marcha cuando la enfermedad ya está establecida. Esta prevención es la encargada de limitar la lesión y evitar que se desencadene alguna complicación derivada de la afección bucal. Por ejemplo, análisis clínicos, tratamiento de manchas blancas, detención del proceso destructivo de la caries y obturación de las mistas, etc.
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