A nuestra clínica de Praxis Dental Toledo a menudo acuden pacientes con una diente endodonciado fracturado. Nosotros, como especialistas en odontologías, debemos estudiar cuál es la mejor solución para restaurar este tipo de piezas dentales. Dependiendo del grado de fractura que presente la endodoncia, así será el tratamiento al que se someterá al paciente. Lo primero que hacemos en estos casos es valorar el estado de la pieza dental, explorando una serie de puntos, para determinar si es posible restaurar el diente. Con este procedimiento logramos averiguar cuál es el tipo de restauración que se requiere o, por el contrario, decidimos que lo más viable es la extracción de la pieza. Aunque en nuestra clínica contamos con los últimos avances para preservar los dientes fracturados, lo cierto es que en ocasiones no queda más remedio que extraer la pieza.
Hay que tener en cuenta que una endodoncia mata el nervio de los dientes, lo que desemboca en que estos pierdan sus tejidos internos y, por tanto, se vuelvan mucho más frágiles. Después de una endodoncia las piezas dentales experimentan muchos cambios que las hacen más frágiles. A continuación, revisaremos brevemente qué tipos de cambios experimentan los dientes endodonciados y en qué nos fijamos los dentistas a la hora de determinar el mejor tratamiento para el paciente.
1. Perdida de su estructura: los dientes sanos están diseñados para que la fuerza que aplicamos sobre ellos al masticar se distribuya de manera uniforme. De esta manera, la pieza dental no sufre daños en su estructura. Sin embargo, cuando un diente está endodonciado, este comportamiento se pierde provocando que partes del mismo estén sometidas a mayor desgaste que otras. Obviamente, esto desemboca en la perdida de las partes que tienen más incidencia en la masticación.
2. Perdida de la elasticidad de la dentina: cuando un diente pierde parte de sus tejidos internos, las fibras de la dentina se degradan rápidamente y se vuelven más rígidas.
3. Disminución de la sensibilidad: la pulpa dental y el ligamento periodontal, en un diente sano, están estrechamente ligados provocando que sintamos la fuerza que aplicamos al masticar correctamente. Cuando se endodoncia un diente, se pierde gran parte de la compenetración que hay entre la pulpa y el ligamento periodontal. Al suceder esto, la sensibilidad frente a las fuerzas excesivas (al masticar) se pierde. Por tanto, el riesgo de masticar demasiado fuerte conlleva la aparición de fracturas dentales.
4. Cambios estéticos: al realizar un tratamiento de conductos este hace que los dientes vayan experimentado cambios estéticos por los materiales de obturación de los conductos.
Como ya hemos explicado, todos estos procesos o cambios en un diente provocan que este tienda a fracturarse, ya que es más frágil frente a las fuerzas masticatorias.
La reconstrucción de un diente endodonciado fracturado requiere que los odontólogos valoremos los distintos factores en los que la pieza está involucrada: el grado de la fractura, el estado del hueso periodontal, la posición del diente respecto a los demás, las posibles infecciones…
1. Grado de destrucción del diente: dependiendo del alcance de la fractura podremos o no restaurar un diente. Las fracturas horizontales, generalmente, tienen solución. Sin embargo, las fracturas verticales profundas no son reparables, ya que alcanza la raíz del diente.
2. Estado periodontal: tampoco podemos realizar la reconstrucción de un diente fracturado, sí el hueso maxilar o la encía están muy deteriorados, puesto que ambos no pueden hacer su función de la forma adecuada. Tanto el hueso como la encía se encarga de sujetar el diente. Por lo tanto, no sirve de nada restaurar una pieza dental si esta no tienen con que mantenerse sujeta a la encía y el maxilar.
3. Posición o ausencia de los dientes adyacentes: hay casos en los que no merece la pena restaurar un diente endodonciado. Por ejemplo, cuando alrededor del mismo no hay dientes porque han sido extraídos. Cuando sucede esto, es importante valorar si la pieza a restaurar nos va a impedir la colocación de implantes dentales en los huecos adyacentes. En definitiva, que el diente endodonciado fracturado nos impida colocar implantes dentales en una posición más favorable.
4. Infecciones apicales: en ocasiones, a nuestra clínica acuden pacientes con infecciones apicales. Los abscesos apicales son fruto de una endodoncia mal aplicada o poco efectiva que puede derivar en dolor e inflamación o ser asintomática. Cuando en las radiografías observamos algún tipo de infección rodeando a la raíz, es fundamental determinar su origen, ya que, dependiendo de la misma, la restauración del diente será más o menos favorable.
Como podemos ver, cada diente endodonciado fracturado será tratado de una u otra manera en función de los factores que acabamos de comentar. Los dentistas debemos procurar evitar la conservación de dientes que no tienen ningún tipo de soporte, que están muy deteriorados o que impiden la colocación de implantes dentales adyacentes, etc. Dicho esto, lo habitual es recurrir a las incrustaciones o coronas dentales para reconstruir un diente endodonciado fracturado.
Hay dos tipos de tratamientos para restaurar una endodoncia fracturada:
1. La incrustación dental: es un procedimiento que entrar dentro de lo que denominamos odontología conservadora. La odontología conservadora tiene como objetivo evitar la extracción de piezas dentales cuando existe un elevado grado de deterioro por caries, traumatismo y, por supuesto, endodoncias. Por norma general, las incrustaciones dentales se emplean para restaurar de manera parcial los dientes posteriores (molares) dañados. En este tratamiento, las piezas dentales se restauran mediante un tipo de composite o cemento especial que se adhiere al diente, devolviéndole la parte de su estructura perdida. De esta forma, logramos que el diente recupere su estructura original y tamaño y, por ende, su función.
Las incrustaciones dentales no cubren por completo la pieza, sino que actúan como una especie de sombrero de las mismas. Las incrustaciones se llevan a cabo en el laboratorio, con modelos de trabajo de la boca del paciente previamente tomados. Una vez elaborada la parte protésica, esta se adhiere al diente del paciente en la clínica. Existen tres tipos de incrustaciones dentales: Inlay (para restaurar el relieve del diente); Onlay (empleada para restaurar la parte con la que masticamos del diente) y Overlay (para restaurar y cubrir toda la cúspide del diente).
2. La corona dental: se trata de una funda que se emplea para restaurar una pieza dental que ha sido sometida a una endodoncia. Gracias a las coronas dentales logramos restaurar la forma original, el tamaño y la función del diente. A diferencia de las incrustaciones, las coronas dentales cubren la totalidad del diente. Este tratamiento está especialmente indicado cuando el diente está muy deteriorado. Antes de la colocación de la corona dental, la pieza debe ser tallada en toda su circunferencia para que esta se ajuste correctamente. Las coronas dentales también se realizan en laboratorios y se colocan en la clínica.
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